¿Conviene ser asistente de una diva?: Por qué NO
El Malo y El Peor
Acá cualquier mediática berreta se cree diva y siempre llevan a un asistente cargando bultos y secretos, escuchando y sufriendo en silencio. Aquí proponemos que las envenen y huyan con sus pelucas.
Por Rodrigo Lussich
4 - Porque ellos sueñan en el fondo con ponerles veneno en un vaso y salir a escena, o en cámara, a hacer su número, contar sus más profundos secretos, pero de repente se dan cuenta que si lo hacen terminarán sus días en Devoto y que esta cárcel al menos huele mejor.
5 - Y si hablamos de cárcel, bueno, no es el mejor momento para dar ejemplos, verdad? Un asistente de diva por estas horas seguramente apoya el "porqué no" aunque jamás lo reconocerá en voz alta. Qué ingratitud!
6 - Cuando decimos divas, por supuesto no nos referimos a las máximas (al menos no únicamente). Están las nuevas mediáticas que se creen divas y llevan también un mini séquito más modesto pero como buenas no divas que son y lo saben, los tratan peor que las verdaderas.
7 - Si ellos hablaran.. No hay plata que pague la fidelidad de esos sacrificados asistentes. Escucha todo, saben todo y... ya habrá tiempo para que una editorial pague una buena suma por ese puño de verdades para una biografía no autorizada. Habrá revancha, chicos. La habrá.
8 - Mientras tanto se conforman con los beneficios de la fama prestada: viajan en aviones, duermen en hoteles, se juntan con la crema de la copa helada de la farándula; algo que quizás soñaron cuando vieron a esa diva por la tele jugando a ser ellas, pero bueno, ser su asistente al fin y al cabo es "casi" llegar a serlo, no?
9 - Y si un día la cosa se pone gruesa, lo de siempre: Adios que te vaya bien, carta documento, despido o renuncia según el caso, juicio, pedido millonario y a vociferar pestes por doquier de aquella diva que en su momento era una diosa griega reencarnada. Fidelidad hasta un punto, qué tanto!
10 - Uno siempre que los ve aprecia su trabajo, sabe que se comen garrones y están ahi, al lado de las divas poniendo la oreja hasta quedar sordos, llevando y trayendo sus vidas y secretos, pero de repente ponen esa cara de asesino serial y un helado temblor se siente de pronto. Del amor al odio hay tan poco...
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