La emotiva carta de despedida del ex director de la revista "Pelo" a Gustavo Cerati

Juan Manuel Cibeira escribió "La música de nuestras vidas", unas cálidas palabras de despedida para el ex líder de Soda Stereo.

Desde el 15 de mayo del 2010, Gustavo Cerati cerró los ojos producto de un accidente cerebrovascular por lo que estuvo en coma hasta este jueves 4 de septiembre, cuando falleció. Todo el país sintió su muerte y lo recordó con mucho sentimiento en las calles, las radios, la televisión y las redes sociales.

Juan Manuel Cibeira, ex director de la revista "Pelo" le dedicó unas cálidas palabras al músico:

 

La música de nuestras vidas

 

"Con la desaparición física de Gustavo Cerati no sólo se fue un músico excepcional, una cabal representante de una época , sino también uno de los mentores de la famosa generación de los ochenta. Él era una de las figuras emblemáticas de los grupos que generaron la revolución pop, un movimiento que nació con la democracia y que llegó para dar nuevos aires al rock nacional, algo exhausto y demasiado trajinado después de años de resistencia a la dictadura.

 

Precisamente, con la retirada del régimen militar empezó a palparse que el rock nacional había perdido parte del impulso combativo que lo había caracterizado desde sus comienzos. Aquella rebeldía que encontró su enemigo natural en la Dictadura, de pronto se encontró sin nadie enfrente. Y ahí explotó la revolución pop...

Dejando atrás los oscuros años de plomo, un grupo de músicos jóvenes, frescos, plenos de nuevas ideas y con un sonido diferente, llegaron para quedarse y divulgar su mensaje, un nuevo mensaje que hablaba de otras historias, amores y anhelos. Soda Stereo, Virus, Los Abuelos de la Nada, Zas, Sumo fueron las insignias de un movimiento que albergó a muchos más artistas, igualmente desafiantes, igualmente modernos.

 

En esa época, conocí a los Soda Stereo. Un productor con el que solía juntarme fuera del trabajo, me hizo escuchar un cassette con dos o tres canciones. Era como una banda de ska y reggae, tipo Police, pero que cantaban en castellano, un "diamante en bruto" como lo definió aquel productor.

 

En los comienzos ellos eran "los raros peinados nuevos", tres chicos seductores, aguerridos que desafiaban al stablishment del rock con su música burbujeante y descontraída, ritmos colocados que invitaban a la manifestación corporal. Soda Stereo fue rápidamente imponiendo su novedoso estilo entre un público ansioso por dejar atrás una época violenta. Gustavo, Charly y Zeta tenían todo para conseguirlo y lo lograron. Sus discos empezaron a venderse y sus canciones eran cantadas por todos, en las casas y los boliches, en lugares de moda como el café Einstein (del tristemente célebre Chabán), la Esquina del Sol y discotecas como Paladium.

 

Soda no sólo triunfó en la Argentina, también se animó a exportar su música a otros países de América Latina, que muy pronto se rindieron ante sus ritmos irresistibles y sus letras, que sorprendían porque estaban cantadas en castellano, el mismo idioma que hermanaba nuestros continentes. Por primera vez, una música moderna salida de Argentina, galvanizaba a los jóvenes de otros países que muy pronto se identificaron totalmente con los preceptos de ese movimiento, dando lugar al surgimiento de grupos locales que los imitaban, a veces impúdicamente.

 

Durante aquellos años, tuve la posibilidad de entrevistarlo en reiteradas oportunidades, algunas veces con la banda y otras en soledad. Gustavo era un tipo sencillo, amable y sensible, que alguna vez me recibió en la casa de sus padres y con el que era realmente placentero conversar de música y la vida. En esos momentos, tuve una cercanía con su padre, que había abandonado una gran empresa multinacional para dedicarse a tratar de involucrarse en la carrera artística de su hijo. Lamentablemente, una enfermedad lo barrió y no pudo realizar su proyecto.

 

Con los años, Soda Stereo se transformó en una auténtica leyenda en todo el continente, vendiendo millones de discos y realizando miles de conciertos, hasta que se separó a fines de los '90. Cada uno tomó su rumbo y obviamente, Gustavo tuvo un el rol más destacado. Producto de ser el "frontman", el cantante y guitarrista, Cerati fue imponiendo su nuevo estilo, cada vez más personal e inspirado. Aunque siempre estuvo presente en las preferencias del público argentino y latinoamericano, en sus tres últimos discos solistas, alcanzó la maduración musical y lírica que tanto había buscado, plenamente acompañado por los éxitos del público y la crítica.

 

Ese renovado suceso, también imbricado con las mega reuniones con Soda, lo pusieron nuevamente en las rutas de conciertos del mundo. Años de trajinar escenarios, éxitos que también cobran su precio en el desgaste de vidas y físicos.

 

Hasta que llegó el rayo cegador, ese que lo postró los últimos años y finalmente acabó con su existencia física. Gustavo Cerati nos dejó su enorme legado musical, una obra única que perdurará por siempre. Él la construyó y pudo disfrutar de su reconocimiento pleno, se llevó con él la aprobación de millones de personas que hicieron de sus canciones la inolvidable banda de sonido de sus vidas".

 

J. M. Cibeira

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