"El otro lado de la cama": las razones de un fenómeno

La obra de Nicolás Vázquez y Gimena Accardi mezcla lo más clásico de la comedia de enredos con lo musical. Por qué vale la pena ir a verla.

Rodrigo Lussich
Por Rodrigo Lussich
La sala repleta del teatro Apolo se transforma en una tribuna recitalera del show de un grupo de rockstars. 500 personas por función cantan y apluaden, vitorean las canciones más clásicas del rock argentino. Pero no es un recital. Es una obra de teatro. Se llama "El otro lado de la cama". Lo que pudo ser una comedia de enredos clásica, con parejas cruzadas e infidelidades varias, toma una fuerza multiplicada gracias a la mezcla de estilos y a la actitud de los intérpretes.

"Es la primera vez que veo una obra comercial en la que los actores le ponen tantos huevos", se escucha decir a la salida del espectáculo. Y allí uno ve a seis protagonistas transpirando la camiseta de forma descomunal. Los momentos musicales son como un show rockero, con coreografías y buenas voces entonando esas que nos sabemos todos. Entonces la cuarta pared se rompe y el público participa activamente cantando al unísono y gritando los estribillos. La fórmula es novedosa y contagia un boca a boca que llena la sala.

Nicolás Vazquez es cabeza de compañía de esta obra, en principio película española aquí adaptada. Está en pareja en la ficción -como en la realidad- con Gimena Accardi, pero aquí la engaña con la novia de su mejor amigo, interpretado por Benjamín Rojas -la mejor voz a la hora de las canciones-. La chica que ambos comparten en Sofía Pachano -baila como los dioses-. Dos actores más completan en elenco: Francisco Ruiz Barlett -el único que "caracteriza" un personaje, lejos del realismo del resto, y muy efectivo- y Sofía González Gil, quien interpreta a varios roles con ductilidad.

Nico Vazquez no descansa en toda la función. Pone en escena todos los guiños, mohines, tonos y contra tonos, gestos y actitudes que le conocemos de la televisión, pero con el único fin de divertir, y lo consigue. Pela lomo y más; la gente está pendiente de cada momento suyo porque sabe que arranca una carcajada permanentemente, y se agradece. Gimena Accardi ya había demostrado ser una muy buena comediante junto a Francella y Suar en "Dos pícaros sinvergüenzas¨ y aquí no defrauda. Su personaje "zen" no se queda en el tonito simpático, sino que se ve a un personaje que reprime y estalla por momentos, en dosis justas, mezcla de naive y feroz, bien compuesta. Rojas va creciendo durante la función y gana en el anti-héroe que le toca en suerte. Pachano tiene un personaje más pequeño pero está a la altura.  La mano de Manuel González Gil en la dirección se nota más en la puesta en escena que en la dirección de actores. Supo armar la estructura para que no quede forzada la mezcla musical y teatral, las entradas de "coros" durante la acción por momentos es hasta ridícula pero nunca queda mal, nunca choca contra la platea, porque puesto todo en tono de comedia, fluye.

Tres escenas o quince minutos menos serían redondos, pero el espectáculo nunca cansa, es dinámico, gana fuerza en las canciones y se disfruta casi como un ritual. Vale imaginar una sala inclusive más grande como un evento musical propiamente dicho, porque no serán los Erreway pero tienen pasta para serlo. La gente sale cantando, contenta, y se nota que ha disfrutado un show. La historia de infidelidades cruzadas es divertida y hasta algo "perver", pero no vale adelantarla aquí. No es una comedia musical pero es una comedia y un musical también. "El otro lado de la cama" tiene sangre joven y es entretenimiento puro, arranca carcajadas y te invita a cantar, te hace parte. Pedirle más sería un pecado. Y para pecado, sus personajes sabrán mostrarte el camino.

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      el otr lado de la cama

      Nicolas Vazquez


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