Tres días después de la también histórica visita a Cuba del presidente estadounidense Barack Obama, la banda británica, que cerró en la isla su gira "América Latina Olé", hizo vibrar a la Ciudad Deportiva, inaugurada antes de la revolución de Fidel Castro en 1959.
El país de la salsa, la trova y el son se preparó durante semanas para que "sus majestades satánicas" tocaran el Viernes Santo con un escenario de 80 metros de largo y 10 pantallas gigantes.
"Sabemos que años atrás era difícil escuchar nuestra música aquí en Cuba, pero aquí estamos. Pienso que los tiempos están cambiando", lanzó el cantante británico para que los seguidores deliraran.
Así, los Rolling Stones sellaron a lo grande la reconciliación de Cuba con el rock.